
Emisiones industriales y el Cambio Climático
A nivel mundial los países han entendido la importancia que tiene la mitigación del cambio climático a través de compromisos internacionales como el Acuerdo de Paris de diciembre de 2015. México no ha sido la excepción y, en consecuencia, todos los estados y municipios están con el mismo enfoque y compromiso.
Sobre el tema de las Emisiones Industriales, de acuerdo al último inventario de Gases y Compuestos de Efecto Invernadero con año base 2016 que realizó la Secretaría de Medio Ambiente de Coahuila, éstas reflejan 7,016.9 Gg representando el 9.2 % de emisiones de gases y compuestos de efecto invernadero para Coahuila.
La industria a nivel nacional está regulada y controlada por el sector gubernamental, sin embargo, existe un grupo de empresas socialmente responsables que están más conscientes de su compromiso con las partes que la conforman; por supuesto, disminuir la generación de emisiones de gases y compuestos de efecto invernadero está en la mira de este sector, siempre buscando la innovación en sus procesos y productos para mitigarlas.
Afortunadamente esta cultura de responsabilidad social ha ido creciendo con el paso de los años, principalmente en grandes y medianas empresas que de alguna forma involucran y exigen a sus proveedores adoptarla, generando un círculo virtuoso. Aquí el reto es informar periódicamente a los directivos de las empresas del sector industrial el monitoreo de emisión de gases y compuestos de efecto invernadero de cada empresa para ir realizando mejoras en sus procesos.
Existe un recurso importante que es compartir mejores prácticas con aquellos países que han logrado reducir las emisiones de efecto invernadero. En el caso de la industria europea se han producido mejoras en los resultados medioambientales por una serie de motivos, entre ellos, una normativa medioambiental más estricta, mejoras en la eficiencia energética, una transición hacia procesos de fabricación menos contaminantes y regímenes voluntarios para reducir el impacto ambiental.
Durante muchos años, la normativa medioambiental ha limitado los efectos perniciosos que presentan las actividades industriales para la salud humana y el medio ambiente. Entre las principales medidas de la Unión Europea (UE), en materia de emisiones industriales, cabe citar la «Directiva sobre las emisiones industriales» que abarca alrededor de 52,000 de las mayores instalaciones industriales, y la «Directiva sobre instalaciones de combustión medianas».
La industria es un elemento fundamental de la economía de cualquier país; genera empleos, pero también es responsable de más de la mitad de las emisiones totales de algunos de los principales contaminantes atmosféricos y gases de efecto invernadero, así como de otros importantes impactos medioambientales, como la liberación de contaminantes en el agua y el suelo, la generación de residuos y el consumo de energía.
La contaminación del aire suele estar relacionada con la combustión de carburantes fósiles. Este es el caso de las centrales eléctricas, pero también de muchas otras actividades industriales que pueden tener su propia producción de electricidad o calor in situ, como la fabricación de hierro y acero o la producción de cemento. Algunas actividades generan polvo, que contribuye a las concentraciones de partículas en el aire, mientras que el uso de disolventes, por ejemplo, para la transformación de metales o la producción de sustancias químicas, puede dar lugar a emisiones de compuestos orgánicos contaminantes.
Contabilización de los costos de la contaminación atmosférica industrial
Para contabilizar los costos externos de la contaminación atmosférica, los efectos adversos de cada contaminante individual en la salud humana y el medio ambiente se expresan en una métrica común, un valor monetario que se ha desarrollado mediante la colaboración entre distintas disciplinas científicas y económicas.
Las estimaciones del costo de los daños son precisamente eso, estimaciones. Sin embargo, si se consideran junto con otras fuentes de información, pueden servir para respaldar decisiones, centrando la atención sobre las concesiones implícitas en la toma de decisiones, como los análisis de costo-beneficio usados para fundamentar las evaluaciones de impacto y la consiguiente legislación.
En conclusión, podríamos decir que:
· La empresa socialmente responsable siempre buscará mejorar su relación con las partes interesadas evitando daño alguno, consciente del compromiso con el medio ambiente.
· Proporcionar a la industria periódicamente mediciones exactas de las emisiones de gases y compuestos de efecto invernadero de su sector, para que puedan generar mejoras en sus procesos.
· Normativa medioambiental más estricta, con supervisión constante.
Fuente: Agencia Europea de Medio Ambiente
*Consejera de la Red de Empresas Socialmente Responsables, Red Sumarse.